Dentro del ámbito de la Psicología, es probable que uno de los campos más desconocidos popularmente sea el de la Neuropsicología. ¿En qué consiste exactamente?, ¿cuál es su uso en la práctica clínica?, ¿para que podemos usar la evaluación en Neuropsicología? Para dar respuesta a esta última cuestión, vamos a desarrollar a continuación una serie de objetivos que se han de perseguir en la consulta.
Pues bien, podemos afirmar que, en líneas generales, se pueden identificar al menos siete propósitos distintos de la evaluación neuropsicológica que, en cierta forma, están relacionados unos con otros. Estos usos o propósitos serían:
1.- Descripción de fortalezas y debilidades, así como identificación de cambios y trastornos cognitivos, conductuales y emocionales (en términos de presencia/ausencia y severidad). Es probable que se tenga la impresión de que el objetivo fundamental de la Neuropsicología Clínica sea predecir la disfunción cerebral, pero lo cierto es que resulta mucho más útil y de mayor interés conocer cuáles son las fortalezas y debilidades cognitivas de cada sujeto para, a partir de ahí, poder establecer si han habido cambios significativos en relación a una línea base premórbida. Es decir, los propósitos más básicos y críticos de la evaluación neuropsicológica serían la descripción precisa y la referencia a estándares normativos correctos para el individuo, teniendo en cuenta el contexto e historial del paciente.
2.- Determinación de los correlatos neuroanátomicos/fisiológicos de los resultados de las pruebas: detección, gradación y localización de disfunción cerebral (si la hubiera). Una vez que se han recogido los datos necesarios para llevar a cabo una evaluación exhaustiva, el neuropsicólogo intentará determinar si los resultados obtenidos se pueden atribuir a una función anormal del cerebro y, en caso positivo, qué zona del cerebro será la afectada. Aunque esta tarea es cada vez más fácil, gracias a la tecnología existente para obtener imágenes cerebrales de forma no invasiva, la figura del neuropsicólogo es clave para poner en relación las zonas cerebrales afectadas con los síntomas psicológicos que el paciente presenta o puede presentar. Esto quizás pueda convertirse en un factor importante a tener en cuenta en el desarrollo de programas de rehabilitación.
3.- Determinación de si los cambios o disfunciones encontradas están relacionados con enfermedad fisiológica, condición psiquiátrica, trastornos del desarrollo o condiciones no neurológicas. Existen casos en los que las condiciones médicas o psiquiátricas del paciente dejan muy claro cuál es la etiología del cambio o de la disfunción que presenta, pero existen muchos otros en los que no es fácil atribuir dicho cambio a un origen específico. En estos casos, los neuropsicólogos han de hacer un exhaustivo trabajo de investigación para poder relacionar de forma minuciosa los resultados obtenidos en la evaluación y llegar así al origen de la disfunción.
4.- Evaluación de cambios a lo largo del tiempo y desarrollo de una prognosis. Es uno de los usos más útiles, puesto que no sólo permite observar cómo mejora o empeora la disfunción del paciente, sino que además a partir de esa observación nos permite saber más sobre su etiología y predecir cómo será el avance (o remisión) de la enfermedad para tener más o menos claro la utilidad y forma de un programa de rehabilitación. Esta capacidad para «predecir el futuro» puede resultar muy útil también a nivel social, familiar e incluso financiero.
5.- Ofrecimiento de lineamientos para la planificación de rehabilitación. En la línea del punto anterior, podemos afirmar que la evaluación neuropsicológica es la herramienta más poderosa para establecer un plan de rehabilitación y planear que recursos educativos se necesitan (en el caso de pacientes en edades escolares). Saber cuáles son los puntos fuertes débiles atribuibles a una disfunción cerebral nos ayudará a saber qué tiempo y qué recursos serán necesarios para conseguir el tratamiento más efectivo.
6.- Proporcionar orientación y educación a familiares y educadores. Conocer las implicaciones de la disfunción cerebral del familiar, puede permitir a las personas cercanas al mismo mayor facilidad para manejar las limitaciones de los pacientes. Además, en relación con el punto 4, también les permite planificar el uso de los recursos disponibles (tanto prácticos como financieros y/o sociales) para el cuidado más óptimo del paciente en el presente y el futuro.
7.- Planeación de la aplicación de la descarga y el tratamiento. Conocer y comprender cuáles son las aptitudes y dificultades de cada paciente, permitirá al neuropsicólogo evaluar la medida en que aquel cumplirá con el tratamiento y será cauteloso y responsable en el uso de medicamentos.