En los últimos años, se ha trabajado mucho con los beneficios y ventajas que puede aportarnos la Psicología Positiva en nuestro día a día y en el trabajo con problemáticas concretas que pueden afectarnos significativamente. Debido a esto, y en cuanto a la forma o el modo en el que la Psicología Positiva puede arrojar resultados satisfactorios, se han llevado a cabo muchos estudios que han versado fundamentalmente sobre:

  1. La capacidad de dar un objetivo y significado a lo que nos sucede en la vida, principalmente a acontecimientos adversos o difíciles.
  2. Qué tan capaces somos de elegir nuestras preferencias vitales. Cuál es nuestro nivel de sabiduría en cuanto a entender conscientemente cómo y cuáles son nuestras necesidades psicológicas básicas.
  3. El optimismo y su relación con el éxito personal, así como la salud física o el bienestar psicológico.
  4. La forma y frecuencia en la que hacemos uso del humor.
  5. La creatividad para resolver cualquier problema.
  6. La esperanza que nos motiva a ser constante en la lucha por conseguir nuestros objetivos.
  7. La autoeficacia para ser capaces de elaborar un plan que nos proporcione opciones reales de resolver un problema.

Con toda seguridad, podemos afirmar que esta no se trata de una lista rígida, sino que podríamos incluir múltiples factores a tener en cuenta en el estudio de las aportaciones de la Psicología Positiva.

En este sentido a su vez, podemos encontrarnos con investigadores que han trabajado bajo el marco de referencia de modelos de competencia, cuyo objetivo es mejorar tanto el rendimiento como la eficacia personal, entendidas estas últimas como conceptos básicos para prevenir las emociones negativas y enfrentar la adversidad. De esta forma nos encontramos con:

Modelo de resistencia a la adversidad (Kobasa y Mardi, 1984)

Se basa en el desarrollo de una sensación global de control, compromiso y reto. Es un programa de entrenamiento estructurado que basa su éxito en aprender y desarrollar tres técnicas fundamentales:

  1. Reconstruir situacionalmente.
  2. Focalizar nuestra atención en nuestros mensajes internos y buscar un significado para potenciar la sensación de control.
  3. Autorrecompensas que motiven la acción y el cambio constante.

La propuesta desde este modelo es que si se observa que la situación sigue abrumando, se ha de pensar que aquello a lo que nos enfrentamos quizás sea un hecho incambiable que no nos queda más opción que aceptar intentando que esto no altere significativamente nuestra sensación global de control, reto y compromiso.

Modelos de conciencia plena (Mindfulness)

En contraposición al modelo anterior, los modelos de conciencia plena abogan por la necesidad de no intentar controlarnos a nosotros mismos y a lo que pasa en el medio que nos rodea. Desde esta perspectiva, debemos trabajar para aceptar lo que nos sucede, prestar más atención al presente y valorar la realidad por encima de las expectativas.

Son varios los enfoques que podemos encontrarnos bajo el prisma de los modelos de conciencia plena, pero todos ellos tienen elementos comunes:

  1. El concepto general de tener una vida con sentido y plena.
  2. La importancia de la toma de conciencia.
  3. La capacidad que alcanzamos para estar satisfechos con nosotros mismos.
  4. La riqueza que nos aportan las relaciones interpersonales plenas.

Debemos tener en cuenta que tanto unos modelos como otros no son tampoco la panacea de la psicoterapia y, como ocurre con otras intervenciones, cuentan con una capacidad de cambio limitada. Pero, a pesar de esto, podemos afirmar que de entre las formas de trabajo de la Psicología, la psicoterapia positiva en relación con la resistencia y el crecimiento postraumático, es una de las áreas que más se ha desarrollado en los últimos veinte años.

Y esto quizás se ha debido al esquema de exploración y trabajo terapéutico que se han seguido en estos modelos de intervención, como el de Tedeschi y Calhoun (1996) que plantean tres elementos clave de exploración y evaluación:

  1. Cambios en uno mismo: “¿Qué aspectos positivos de mi mismo tengo tras esta experiencia?, ¿Qué capacidades he desarrollado?”
  2. Cambios en las relaciones interpersonales: “¿He hecho mejoras en mis relaciones?, ¿Cuáles han sido?”
  3. Cambios en la espiritualidad y la filosofía de vida: “¿Soy ahora más capaz de disfrutar de mi vida cotidiana?, ¿Cómo me planteo la vida ahora?”