Enlazando las reflexiones anteriores  acerca  de la Teoría Polivagal, es posible advertir  su dilucidación  neurofisiológica entre la estrecha vinculación del funcionamiento del cerebro – cuerpo con el contexto social en el cual nos movemos, es así posible identificar por ejemplo, los cambios emocionales desde las expresiones faciales que unido al “involucramiento social” (Teoría Polivagal,2012) muestra el curso de la regulación neuronal visceral, observable además en el lenguaje corporal, de lo cual se desprende un valor predictivo de atención especializada, aprendiendo a identificar marcadores socioemocionales con una base neural y autonómica de la vulnerabilidad al estrés, midiendo el tono vagal, a fin de anticipar por ejemplo, el desarrollo de un TEPT para su oportuna y pertinente intervención.

Actualmente y a través de algunas técnicas como Mindfulness y  Compasión, es posible integrar los resultados de investigaciones relativas a la teoría polivagal y constructos como el apego o la presencia terapéutica, manteniendo  en  consideración el estado fisiológico de la persona  para la práctica de la compasión e investigaciones futuras.

Se define Mindfulness como una práctica contemplativa que representa un tipo de investigación individual y que utiliza el cuerpo como laboratorio para promover el aprendizaje emocional, la salud y el bienestar, en esa línea se ha definido también la danza por ejemplo, como una práctica contemplativa en la cual se encuentra sincrónicamente involucrado, intérprete y  espectador, también se propone a la danza como herramienta educativa socioemocional, ya que al  corporalizar experiencias tanto el intérprete como el espectador, otorgan  un sentido y significado  diferente, aunque, contextualmente dinámico.

Desde el año 2009 cuando el Dr. Stephen Porges publica por primera vez su teoría polivagal y cómo afecta el trauma en el sistema nervioso, tanto terapeutas de salud mental como instructores de yoga, maestros de meditación y especialistas interesados en tratar trauma, lo han adoptado ampliamente en sus tratamientos disciplinarios.

“Algo se ha extraviado” en nuestro entendimiento de cómo el cuerpo humano responde a las situaciones que amenazan la vida” (Stephen Porges,2012) agregando que la teoría polivagal indica que nuestro sistema nervioso posee más de una estrategia de defensa frente a una situación de emergencia, destacando que, para algunas personas los eventos traumáticos resultan como una situación sin mayor significación, en cambio para otros las experiencias amenazan su vida.

De acuerdo a lo expuesto, cada tratamiento debe ser individualmente desarrollado, aquello que es efectivo para una persona, no siempre lo es para otra.

Hemos dicho anteriormente que el nervio vago, es el X par craneal y un nervio inhibitorio, por lo que enlentece nuestro corazón y nos permite calmarnos, frente a este conocimiento es pertinente la participación de variadas disciplinas del orden holístico como parte del aprendizaje de autoconocimiento y autocontrol de nuestras emociones en beneficio del funcionamiento de nuestro cuerpo.

Siguiendo la consideración del nervio vago y su implicación en el funcionamiento de nuestro cuerpo, según la presente teoría, al perder la regulación del circuito vagal, el sujeto se convierte en un ser defensivo entre pelea y huída.

Otro aspecto a reflexionar es la neuropercepción que implica detección sin consciencia, diferente de la percepción, señalábamos antes que el sistema de involucramiento social como moderador de las defensas, nos faculta sentimos tranquilos, nos fijamos en las personas, nos sentimos bien, por lo que al identificar esta señal podemos dar crédito a intervenciones sistémicas y sociales  favorables, en contraposición al sistema descrito, el sujeto puede experimentar neuropercepción de defensa al sentir vulnerabilidad, por otra parte, nuestro sistema nervioso responde sin participación de nuestra consciencia a las características acústicas  de sonidos con  frecuencias bajas y estas impactan a su vez cambiando  el estado fisiológico, por ejemplo  al narrar un cuento de terror, baja el tono de voz ya que el depredador es representado por frecuencias bajas, por lo que obtendremos hiperalerta y miedo.

También vemos como la habilidad en el juego resulta un ejercicio neural, ya que moviliza al sistema nervioso Simpático y la regulación del mismo o bajando dicha activación se produce con la presencia  de la interacción social, además, es posible observar cambios fisiológicos y conductas defensivas de huida/pelea.

En familias con padres deprimidos o ambientes caóticos es probable que los hijos se adapten nivelando hacia abajo del sistema de involucramiento social.

Hemos realizado un recorrido por la etimología y génesis de un nervio perteneciente a un par craneal de importancia superior, en longitud e  implicancia en el funcionamiento de nuestro cuerpo- mente, observando que muchos comportamientos obedecen a  conductas adaptativas a una neuropercepción defectuosa, que sin embargo, el terapeuta al estar en conocimiento de su extensa e importante función, en términos de aferencias sensitivas, es poseedor de una herramienta poderosa de intervención hacia un logro exitoso del proceso psicoterapéutico y  social.

Referencias bibliográficas

  • Porges, S. (1995). Orienting in a defensive world: Mammalian modificatons of our evolutuniary heritage.A polivagal theory.Psychophysiology
  • Porges, S. ( 2012). Teoría Polivagal para el tratamiento del Trauma.