No es obligación responder a esta pregunta, pues atañe a una instancia muy personal de la vida. Sin embargo, en nuestra sociedad, alcanzada cierta edad e igualmente según la situación sentimental o estado civil en que nos encontremos, no es infrecuente que personas cercanas, u otras con las que no se tiene necesariamente estrecha relación, se tomen la atribución y asuman – con liviandad o responsablemente – el riesgo de preguntarlo, quizás sin estimar que aquello involucra una intromisión en la intimidad del otro u otra.

Especular sobre la gama de respuestas posibles a este pregunta, puede derivar en la apertura de otros temas, incluso de carácter ético, dependiendo de variables diversas, como el ya mencionado “quién pregunta”. Independiente de aquello, aparentemente, se sostiene aún en parte de la sociedad, que tener hijos responde a un deber ser de las personas. Desde una mirada tradicionalista, donde adquiere un peso importante el legado judeo-cristiano, se instala a la familia como la institución básica para el desarrollo de una sociedad, pudiendo suponerse allí inamovible el rol parental que cada quien deberá ejercer en algún momento de su vida, pero ¿deja de ser familia una pareja o matrimonio sin hijos? ¿da la paternidad un estatus diferente a las personas?.

En las especies animales, la función reproductiva tiene un rol fundamental para la conservación. El ser humano, en la cúspide de la cadena evolutiva, no ve amenazada su conservación por la acción de otras especies, y, si reflexionamos en este punto, probablemente podamos llegar a la conclusión de que su principal amenaza sea el propio ser humano.

Volviendo a la institución de la familia, podría pensarse en la perpetuación de dicho grupo, muchas veces desde la demanda de la generación previa a “recibir nietos” ¿Es un deber de los hijos adultos dar nietos a sus padres? ¿Ser padres, debe conducirnos irrenunciablemente al derecho de ser abuelos? ¿deben, las expectativas personales de padres e hijos, en relación a su proyecto de vida (estudio, trabajo, familia, etc), estar cien por ciento alineadas?.

Poner en duda o cuestionarnos aquello que parece natural, es parte esencial de la condición humana, donde los sujetos damos sentido a nuestras vidas a partir de una compleja integración de variables, como las características de nuestra familia de origen (infancia temprana), de nuestro entorno (contexto socio-histórico y cultural), de las experiencias que nos va tocando vivir (historia personal), y sin duda a partir de las decisiones, compromisos y responsabilidades que tomamos a lo largo de nuestra vida, y que nos permiten identificarnos como individuos únicos e irrepetibles en nuestra esencia más profunda.

Volviendo a la pregunta inicial, ¿por qué no tienes hijos?, puede tratarse de una decisión personal, o de pareja, en que se ha optado por crecer y desarrollarse desde otros aspectos vitales (profesionales, sociales, espirituales/religiosos, recreativos, etc.), o porque existen problemas de fertilidad, o simplemente porque es considerada un decisión muy trascendente que no puede tomarse de manera ligera, pues los hijos son, más que una obligación o tarea pendiente, una responsabilidad y un vínculo especial y específico con otro ser humano, que dura para toda la vida.