La hipnosis es una de las técnicas que quizás más llaman la atención, sobre todo por el mal uso y enfoque que se ha dado de ella a lo largo de los últimos años. Es frecuente que nos encontremos con programas televisivos, espectáculos en vivo y un sinfín de eventos en el que aparece como una forma más de entretenimiento que poco tiene que ver con la realidad.

La realidad es que, como ocurre con otras técnicas o formas de trabajo terapéuticas, en este campo también existe una metodología, una forma de proceder que hace que puedan obtenerse beneficios para la persona que hace uso de ella. Por ello, al comienzo de la intervención, es importante evaluar cuáles son las creencias del paciente con respecto a la hipnosis, ya que como decíamos antes, la promulgación de la imagen distorsionada y quizás alejada que se ha dado ha hecho del proceso hipnótico una de las técnicas más estigmatizadas y con mayor número de mitos y falsas creencias sobre su forma, contenido y objetivo. Por ello, cuando vamos a comenzar a trabajar con un paciente, es importante evaluar no sólo sus experiencias previas con este método de intervención, sino que habrá que sondear cuáles son sus pensamientos en torno a ideas (mitos) del tipo:

  • «No voy a ser capaz de salir de la experiencia hipnótica»
  • «Voy a perder la conciencia y el control de mi cuerpo»
  • «No quiero perder el control y proporcionar información personal y confidencial»
  • «El terapeuta podrá hacer conmigo lo que quiera y podrá manejar mi conducta a su voluntad»
  • . . .

El primer mito que derribar por parte del terapeuta es el de la peligrosidad de la terapia. Es importante crear un clima de confianza y una buena alianza terapéutica para que la hipnosis ocurra de la forma más eficaz y óptima posible. Por este motivo, es necesario que el paciente entienda que un estado de trance puede darse en el día a día de la forma más natural y que esto no supone ninguna peligrosidad, así como tampoco se trata de una situación de la que sea difícil salir. De hecho, existen muchos momentos cotidianos que pueden ponerse de ejemplo: cuando nos inmiscuimos en una tarea al punto de perder la noción del tiempo, cuando algún estímulo sensorial nos hace recordar un episodio pasado de nuestras vidas, cuando nos hemos quedado ensimismados pensando o «soñando despiertos» y sólo hemos reaccionado al escuchar nuestros nombres. . .

Otro mito que en ocasiones puede dificultar la consecución de los objetivos terapéuticos es el de creer que con la hipnosis «se curarán todos nuestros problemas». Y nada más lejos de la realidad. La hipnosis no deja de ser un recurso terapéutico más, que como con todos los demás, será más eficaz cuanto más alcanzables y realistas sean los objetivos terapéuticos. Además, es importante recalcar que son los propios pacientes quienes cuentan con los recursos necesarios para resolver el problema que les lleva a consulta y que, aunque es muy importante mantener una actitud positiva y motivada en sesión, es gracias a ellos mismos por lo que se puede conseguir una resolución del problema.

Paralelamente se debe trabajar en la búsqueda de otros problemas y dificultades que se pueden presentar durante la primera sesión, o al comienzo de las siguientes sesiones. Esto normalmente se llevará a cabo a través de la formulación de preguntas abiertas que permitirán acceder a recuerdos relevantes dependientes del estado estresante del paciente y que él mismo podrá usar para inducir al trance y para curarse.

En resumidas cuentas, podemos establecer que, en una fase inicial de tratamiento, la tarea del terapeuta será trabajar en la identificación de dificultades, falsas creencias o problemas que estén relacionados con el estrés que presiona al paciente. La

clave está en ayudarle a desarrollar una relación cooperadora y de confianza para asentar una sensación de esperanza y expectativas que permitan la continuidad de la terapia.

MITOSREALIDAD
No voy a ser capaz de salir de la experiencia hipnótica.Muchas conductas de trance se producen de forma natural y es tan fácil salir de ellas como escuchar nuestro nombre, por ejemplo.
Voy a perder la conciencia y el control de mi cuerpo.Al igual que nos quedamos ensimismados en alguna actividad y no perdemos el control de nuestro cuerpo, esto no pasará tampoco en un proceso hipnótico.
No quiero perder el control y proporcionar información personal y confidencial.No existe ninguna evidencia científica de que la hipnosis sea peligrosa. Estas ideas obedecen a una imagen distorsionada o a la desinformación.
El terapeuta podrá hacer conmigo lo que quiera y podrá manejar mi conducta a su voluntad.El terapeuta es un profesional que, al igual que el paciente, busca una solución concreta a un problema determinado.