Mucho se está hablando de las secuelas físicas que el Conoravirus está dejando en la población y de los problemas psicológicos que la pandemia y las restricciones sociales están provocando. Pero también están apareciendo unas secuelas “sexuales” que están motivando que las consultas de sexología tanto presenciales como online estén aumentando en más del 30%.

Muchas de estas personas afirman que sus problemas sexuales han empezado a raíz de la pandemia o han empeorado significativamente desde entonces.

Se está observando que donde el incremento se ha hecho más perceptible es en las consultas sobre disfunción eréctil (problemas para conseguir o mantener la erección del pene).

Vamos a analizar qué factores relacionados con esta pandemia nos han vuelto más «impotentes».

En los últimos dos años nuestro estilo de vida y costumbres han cambiado completamente para casi todas las familias. Algunos de los cambios más significativos que se han producido son:

  • El teletrabajo en casa. Esto nos ha hecho disminuir nuestras relaciones sociales con los compañeros, además de tener que trabajar teniendo los niños en casa con las múltiples interrupciones al trabajo que eso supone. Esto ha generado en la mayoría sensaciones de agobio y ansiedad.
  • Estar más tiempo en casa y disminución de compromisos sociales, planes, viajes, salidas nocturnas, etc. Fue muy evidente cuando nos confinaron y no podíamos salir pero incluso a día de hoy la mayoría de las personas pasan más tiempo en casa y casi no tienen planes fuera. Esto viene causado por el miedo al contagio, porque hay menos actividades que hacer que antes o también porque nos hemos acostumbrado ya a no salir de noche o a discotecas por ejemplo.

Muchas cosas que antes hacíamos presencialmente ahora las hacemos online para mayor seguridad: compras, chatear con amigos, incluso las consultas médicas y psicológicas. Desde que empezó la pandemia las consultas psicológicas y de sexología online han aumentado en más del 40%.

  • Pasar muchas horas con la pareja y familia, lo que nos lleva a perder el espacio personal que antes teníamos. La mayoría afirman haber dejado el gimnasio durante la pandemia y otras actividades que antes se hacían en solitario. Esto ha provocado un incremento desmesurado de las discusiones y roces con la pareja y por tanto también han aumentado los problemas sexuales.

Ansiedad, miedo, tristeza, aburrimiento

Todos los cambios en las costumbres que acabamos de nombrar están directamente relacionados con el aumento de la ansiedad.

Cuando se comentan en consulta, las palabras más frecuentes que afloran son ansiedad, agobio, falta de espacio, nerviosismo.

Otros sentimientos muy comunes desde que empezó este virus han sido:

  • Ansiedad por sentirse encerrado.
  • Miedo a perder el trabajo o miedo a que la economía sufra.
  • Miedo a coger el virus y morir o que muera algún ser querido.
  • También tristeza y frustración por no poder ver a familiares y amigos o por ver mermada nuestra vida social.
  • Apatía y aburrimiento, sobre todo en los jóvenes pues se ha pasado de la libertad a no poder hacer casi nada de un día para otro.
  • Desmotivación general.

 ¿Y cómo afecta todo esto a la sexualidad?

Para empezar vamos a hablar de la ANSIEDAD.

Es el enemigo del sexo por excelencia. Si hay algo que puede chafar una relación sexual es empezarla con un estado de ansiedad.

Todos estos factores derivados de la pandemia de los que hemos hablado provocan un estado de ansiedad del que a veces ni siquiera uno es consciente. Pero cuando llega el momento de iniciar una relación sexual da la cara.

Cuando llega el momento de tener una erección es cuando esa ansiedad o el tener esos miedos o temores en la cabeza nos desconcentra y de pronto nos damos cuenta de que no somos capaces de tener una erección y no entendemos porqué.

Cuando se experimentan problemas en la erección la mente empieza a crear un miedo anticipatorio que provoca que vayamos a la siguiente relación sexual pensando que eso nos va a volver a pasar, como la mente es muy poderosa entonces volverá a pasar, entrando así en un círculo vicioso de nerviosismo y dificultades para poner el pene en erección del que es difícil salir.

En estos casos la mejor solución es la terapia psicológica, haciendo hincapié en el control de la ansiedad anticipatoria mediante ejercicios de relajación combinados con ejercicios para favorecer la concentración y el disfrute sexual.

También la eyaculación precoz es una clara consecuencia de empezar una relación sexual con un estado de ansiedad previo.

A veces a la larga el miedo y la ansiedad se hacen tan evidentes que la persona termina evitando las relaciones sexuales, pues la mente tiende a evitar situaciones incómodas.  

La apatía, el aburrimiento y la desmotivación general que sentimos últimamente también van muy en contra del sexo.

Cuando entramos en un estado de apatía general los niveles de testosterona, dopamina y adrenalina disminuyen. De esta manera cuando llega el momento de tener sexo nos va a resultar más difícil empezarlo con ganas y conseguir una erección o mantenerla para que el acto sexual dure lo suficiente.

La apatía y falta de ganas también van a dificultar el llegar al orgasmo, pudiendo llegar a provocar problemas de anorgasmia o eyaculación retardada.

¿Qué hacer para luchar contra esto?

Sobre todo tenemos que esforzarnos para no dejarnos llevar por la apatía y el aburrimiento y entrar en ese círculo vicioso de que cuanto menos sexo tienes menos quieres.

Si además está habiendo dificultades en la erección es otro factor más para que no apetezca hacer el amor.

Otras veces sí que apetece pero esas dificultades sexuales te pueden hacer llegar a la relación sexual con ansiedad y nerviosismo.

En estos casos hay que resolver primero la disfunción eréctil con tratamiento de terapia sexual, cuando el hombre se vuelva a sentir seguro de sí mismo y sin miedo por perder la erección, será más fácil recuperar el interés por la sexualidad.

Hay que volver a encender la “llama de la pasión” en los casos en los que se ha perdido y que la pareja vuelva a “conectar” tanto sexualmente como emocionalmente, en los casos en los que esta situación de pandemia ha hecho que aumenten las discusiones.

La terapia sexual se centra en hacer ejercicios de relajación y ejercicios de “tacto” para que aprendas a conectar contigo mismo y con tu sexualidad.

La finalidad es que cuando llegues a una relación sexual lo hagas sin ansiedad, sin miedo y concentrado en disfrutar y en hacer disfrutar a tu pareja.


Si quieres más información sobre el trabajo de Luisa Rodríguez, visita su página web: www.tuterapiasexual.com.