Toda la humanidad estamos viviendo momentos difíciles, nunca imaginados. Toda la humanidad estamos viviendo momentos decisivos, donde debemos elegir entre el odio y el miedo o el amor y la compasión. Son momentos de amar, son momentos de acompañar incluso en la distancia, son momentos de desear el fin del sufrimiento en los demás.
La compasión trata sobre esto último, sobre desear que los demás puedan liberarse de su sufrimiento. Solo podemos albergar este profundo deseo, desde el amor por todos los seres que comparten su vida con nosotros en este momento histórico único. En la compasión no cabe el miedo, en la compasión solo existe el amor.
Este momento que estamos viviendo es el ideal para recuperar nuestra mejor parte, esa que habíamos olvidado, esa que habíamos relegado a un rincón oscuro de nuestra mente porque nos habíamos creído lo que nos han dicho desde pequeños, que la vida es competición. Esa idea anticuada de la vida ya no tiene cabida, ahora es el momento de dar el salto hacia la cooperación, hacia la ayuda mutua, la única que nos puede salvar, la única que nos rescata en los peores momentos, cuando el mundo parece haber perdido toda esperanza.
La compasión es como una manta que extendemos sobre toda la humanidad, es una red que nos une a todos los seres, que nos da calor y nos hace sentir conectados, que alivia nuestro sufrimiento y dolor. Quiero que sepas que cada emoción que sientes se expresa por tu cuerpo pero también sale de él, transmitiendo tu energía amorosa a los demás, expandiendo tu amor en este universo sabio que nos acoge y del que formamos parte, cambiando su vibración, modificando la energía que nos rodea en este planeta.
La compasión siempre nace del amor, pues si sentimos miedo, experimentaremos lástima, pero no genuino amor y compasión. Es la compasión la que nos impulsa a ayudar a aquel que sufre, es la compasión la que nos hace más humanos. Si somos capaces de seguir el sendero de la compasión, llegaremos hasta otro punto importante del camino, la bondad amorosa, donde ya no solo buscamos aliviar el sufrimiento ajeno, sino que también deseamos que los demás sean felices.
Thich Nhat Hanh, afirma que la bondad y la compasión son infinitas, nunca se acaban. Si leíste mi anterior artículo, ya sabrás en qué lugar de tu cuerpo anida el amor, esa es la fuente infinita de tu bondad, de tu humanidad. Probablemente mis palabras te gusten, te parezcan bellas, pero también pienses en cómo puedes ser compasivo y bondadoso en la situación actual, cuando estamos aislados de otros. Te voy a dar algunas pautas para que puedas crear espacio para la compasión en tu mente y en tu cuerpo, expandiendo esta emoción tan poderosa más allá de tu piel, más allá de las paredes que te rodean… acompáñame…
Respira con calma… El primer paso para hallar la fuente de nuestra compasión, es contactar con nosotros mismos y para ello la respiración es nuestro mejor aliado. Deja a un lado el miedo, deja a un lado tu sufrimiento, olvida las cosas que te cuentan sobre esta crisis, olvídate de todo y solo déjate mecer por la respiración, que es lenta, calmada y te hace recordar que estás aquí y ahora, disfrutando del mejor regalo posible… el presente. Permite que cada inspiración te conecte con tu energía vital, deja que cada espiración te muestre el amor que hay en ti… sigue a esta marea eterna de serenidad que nace de ti… que es un reflejo de ti… fluye con ella.
La fórmula de los tres pasos… Pema Chödrön nos recomienda repetir la siguiente frase para recordarnos a nosotros mismos la compasión que yace en nuestro interior: “Que pueda ser libre de sufrimiento, que seas libre de sufrimiento, que podamos ser libres de sufrimiento” (1).
Repetir y sentir el mantra sánscrito “Lokah Samasta Sukhino Bhavantu”… Un mantra es una frase o palabra que se repite para crear en nuestra mente y cuerpo una determinada emoción. Este mantra te ayudará a conectar con tu bondad amorosa, con tu profundo deseo de que todos los seres sean felices y libres, es un mantra lleno de amor, déjate llevar por su significado, siente en tu piel, en cada célula de tu cuerpo, el potente mensaje que compartes con el universo entero. El significado de este mantra es:
“Que todos los seres en todas partes sean felices y libres
Que puedan los pensamientos, palabras y acciones de mi propia vida,
contribuir de alguna manera a la felicidad y libertad para todos”
Dirígete amor a ti mismo… Vivimos tiempo turbulentos pero yo siempre he creído que las crisis y adversidades esconden tesoros que de otro modo no habríamos descubierto. Creo que ésta es una maravillosa oportunidad para recuperar ese amor por ti mismo que habías olvidado, que habías perdido temporalmente. Para amar a los demás, para ser compasivos con otros, antes debemos serlo con nosotros mismos y por eso debes dirigirte amor a ti mismo, a la persona única que eres, porque debes saber que no hay nadie como tú en el universo entero, eres bello por el mero hecho de ser tú. Puedes hacer muchas cosas para contactar contigo mismo, para sentir y dirigirte tu propio amor, entre ellas…: escríbete una carta de apoyo y ánimo, abrázate a ti mismo, mírate en un espejo y sonríe, observa la belleza que hay en ti más allá de la piel, más allá de los rasgos, siente la profunda conexión que tienes contigo mismo.
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1- Chödrön, P. (2002). Comfortable with uncertainty. Boston, Shambhala publications.
Este artículo fue escrito por Elena Alameda Jackson, Licenciada en Psicología Clínica y de la Salud. A Elena la pueden contactar en su perfil de We Doctor: https://tuconsulta.we-doctor.com/agenda/3080192
