La teoría moderna y contemporánea del aprendizaje es parte de la psicobiología y, por tanto, tiene en consideración la relevancia de los estímulos ambientales así como de los factores genéticos e internos de los organismos.

Mientras durante la primera mitad del siglo XX los conductistas estadounidenses siempre pusieron énfasis en el determinismo ambiental, a veces llegando a sostener que los organismos nacen como “tabulas rasas” (pizarras en blanco), los etólogos europeos desarrollaban sus propios experimentos sobre comportamiento animal enfatizando el carácter innato de las “conductas instintivas” (Pinel, 2021).

Sin embargo, actualmente estas perspectivas han sido integradas. Ya no se acepta ni que los animales y humanos seamos pizarras en blanco, ni tampoco que las conductas innatas típicas de una especie ocurran siempre del mismo modo. Los factores innatos y aprendidos interactúan de manera compleja para causar la conducta.

Uno de los autores que más ha desarrollado esta perspectiva integrada es el investigador en psicología animal William Timberlake, creador del enfoque de los “sistemas de comportamiento” (Timberlake, 1994). El abordaje de los sistemas de comportamiento está filosóficamente posicionado “parcialmente en el funcionalismo y el innatismo” (Timberlake y Lucas, 1989, pp. 240-241) puesto que en este enfoque “se supone que el organismo comienza con mucho más que una pizarra en blanco” (Timberlake y Lucas, 1989, p. 241).

Análogamente, los etólogos ya no atribuyen a cada especie animal “pautas de acción fija” (Lorenz, 1981) que ocurran siempre en la misma forma y secuencia sino “pautas de acción modal” que varían parcialmente entre individuos e incluso entre una ocasión y otra en el mismo individuo, en parte por causa de la estimulación ambiental (Carranza, 2010; Tinbergen, 1989). Las pautas de acción modal son secuencias de comportamiento típicas de especies particulares en ámbitos como la sexualidad, la defensa territorial y la caza. Por ejemplo, las palomas torcazas inician su conducta sexual con un cortejo, al que sigue la elección de un lugar para el nido y luego la cooperación del macho y la hembra para construir el nido. En cambio, en los peces espinosos, primero el macho escoge el lugar y construye el nido. Luego, las hembras de pez espinoso entran al territorio y son cortejadas para que depositen sus huevos allí, y después son expulsadas por el macho, que se queda al cuidado del nido hasta el nacimiento de las crías (Domjan, 2010).

El aprendizaje asociativo −como el que sucede en el condicionamiento pavloviano y el condicionamiento instrumental− sin duda existe, y determina el comportamiento en interacción con las pautas de acción modal y los factores organísmicos. El mismo estímulo no gatillará la misma respuesta si el animal se encuentra en una u otra etapa de sus secuencias de comportamiento típicas.

Homeostasis

Walter Cannon (1939) propuso el término “homeostasis” para referirse a la capacidad auto-reguladora de los organismos, por ejemplo la capacidad para mantener los niveles de azúcar y oxígeno en la sangre y la temperatura corporal dentro de límites aceptables para la vida y salud del animal. En los animales de sangre caliente la exposición al frío del ambiente externo gatilla respuestas compensatorias del cuerpo como la vasoconstricción periférica y los escalofríos. El sistema opera por retroalimentación negativa. Cannon vivió entre 1871 y 1945 y conoció a Ivan Pavlov en 1923. Ambos tenían mucho respeto por el trabajo del otro. Sin embargo, sus respectivas teorías solo fueron integradas medio siglo después de la muerte de ambos. Dworkin (1993) sostiene que las perturbaciones amenazantes para la homeostasis se corrigen mejor si pueden ser anticipadas. El organismo logra predecir cuándo ocurrirá un cambio y realiza ajustes compensatorios preparatorios (Domjan, 2010).

Condicionamiento pavloviano

El condicionamiento pavloviano, tal como es entendido hoy, permite la anticipación de ciertos estímulos a partir de otros (Rescorla, 1988). Esta anticipación faculta a los organismos para efectuar respuestas fisiológicas y comportamentales anticipatorias y compensatorias de los cambios esperados (Hardy Leahey y Jackson, 1998). Ahora bien, es importante entender que esta anticipación o regulación del animal no requiere ser necesariamente “cognitiva”. Es decir, no es necesario que el animal sea consciente de lo que ocurre. Es el cuerpo el que se regula, y en los seres humanos este proceso no requiere del procesamiento de información en formato lingüístico. Es bien sabido que el condicionamiento clásico ocurre en una variedad de especies, muchas de ellas primitivas, incluidos invertebrados (Burrell y Sahley, 2001; Fernandes et al., 2018; Kandel, 2007). Las sensaciones del ambiente procesadas por el cuerpo de un organismo pueden ser subliminales, esto es, no siempre es necesario que el animal se percate de ellas. Incluso cuando ciertos estímulos requieren un mayor procesamiento consciente, la auto-regulación fisiológica del cuerpo es involuntaria.

Un modelo de la adicción a drogas: Condicionamiento pavloviano y respuestas compensatorias

Mediante estudios en animales, Shepard Siegel (1979, 1983, 2003, 2008) ha mostrado que la tolerancia que desarrollan los consumidores de drogas es determinada, por lo menos en parte, por el condicionamiento entre el consumo y el entorno en que este ocurre. Las sensaciones causadas por el consumo de la droga se asocian a las señales precedentes y simultáneas como las jeringas, botellas, lugares de consumo habitual (bares, discotecas) y personas presentes de modo repetido en los momentos en que un sujeto particular ha consumido la sustancia.

Desde hace mucho tiempo es sabido que en los consumidores de sustancias, los estímulos ambientales se asocian al consumo y lo determinan. Ya en 1859, en The Anatomy of Drunkenness, Macnish (1859) afirmó que:

“El hombre es en gran medida una criatura de hábitos. Bebiendo regularmente en ciertos momentos, siente el anhelo del licor al regreso indicado de estos períodos, como después de la cena, o inmediatamente antes de irse a la cama, o cualquiera que sea el período. Incluso lo encuentra en ciertas compañías, o en una taberna particular en la que suele tomar sus bebidas.” (p. 151)

Los estímulos usuales presentes antes y durante el consumo se condicionan pavlovianamente y se vuelven señales para el organismo que anticipan el consumo. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedía con el famoso perro de Pavlov, cuya respuesta ante el estímulo condicionado (salivar ante la campana) era igual o muy parecida a la respuesta incondicional (salivar ante la comida), en el caso del consumo prolongado, con el tiempo el cuerpo responde con respuestas compensatorias alostáticas a los efectos de la droga. La respuesta compensatoria es opuesta a la respuesta que provoca el estímulo incondicionado (la droga). Por tanto, el organismo al prepararse para una dosis responde regulándose. Por ejemplo, si una dosis de cocaína provoca euforia, el organismo adopta preparatoriamente una sensación opuesta (disforia, sensaciones desagradables) para compensar, o sea, disminuir la intensidad de la sensación que se espera (Baker et al., 2004; Siegel y Ramos, 2002; Vila Carranza, 2015). Este proceso oponente tiene un sentido biológico adaptativo, morigerando la intensidad de las emociones y de la desregulación fisiológica. Como señalan Hardy Leahey y Jackson (1998):

“Esta hipótesis se basa en la observación de que en el condicionamiento en el que se utiliza una droga como EI, la RC adquirida es la opuesta a la RI. Esto tiene sentido adaptativo, porque el EC actúa como una señal de advertencia de la administración inminente de la droga (el EI), y el organismo se prepara alterando su fisiología (la RC) en direcciones opuestas a los efectos de la droga (la RI). Como consecuencia, a lo largo de los ensayos, el efecto real de la droga es cada vez más débil.” (p. 31)

Tolerancia y abstinencia

Cuando la droga es consumida en el contexto usual, las respuestas condicionadas compensatorias disminuyen el efecto de la dosis. Estas respuestas compensatorias crean tolerancia a la sustancia. Sin embargo, si el consumidor problemático es expuesto a esas mismas señales ambientales y no se administra la droga, las respuestas condicionadas compensatorias se expresan completamente y no son contrarrestadas por la dosis. Es por esto que el síndrome de abstinencia es particularmente pronunciado en presencia de las señales ambientales asociadas al consumo.

Abstinencia y craving

El craving (deseo de consumo) y la recaída usualmente ocurren ante las mismas claves ambientales. Por tanto, en el tratamiento de las adicciones es útil que el paciente se exponga a los estímulos que están relacionados con el consumo pero sin consumir la sustancia. La exposición repetida a tales estímulos con el tiempo debilitará las reacciones de abstinencia y el craving hasta que estas respuestas se extingan. La presencia de los estímulos condicionados anticipadores sin el estímulo incondicionado (la dosis) hará desaparecer paulatinamente las respuestas condicionadas compensatorias aversivas y, por tanto, la sensación de “necesitar” drogarse (Siegel y Ramos, 2002).

 “Sobredosis” por ausencia de las respuestas compensatorias

Por otra parte, la tolerancia a los efectos de la sustancia disminuye si el individuo adicto la consume en circunstancias inusuales, en las que no están presentes las señales ambientales típicas para él. La evidencia experimental indica que el consumo de una sustancia sin los estímulos usuales (y por tanto sin las respuestas compensatorias anticipatorias) es responsable de muchos casos de muerte por “sobredosis” (Siegel et al., 1982; Siegel et al., 2000). Sin embargo, la muerte no es debida a una dosis mayor de la droga sino a su consumo en una situación distinta. Debido a esto varios investigadores consideran que el término “sobredosis” es inexacto, por lo menos para describir las muertes por consumo de heroína (Darke y Zador, 1996; Siegel y Ramos, 2002).

Psicoterapia e intervención psicosocial

El hecho de que el consumo de sustancias se asocie a claves ambientales particulares muestra por qué un tratamiento que lleva al adicto a mantenerse sin consumo en un contexto diferente puede ser poco efectivo si el sujeto posteriormente vuelve al mismo entorno (o uno similar) en el que solía usar la droga. Hardy Leahey y Jackson (1998) comentan:

“Por tanto, la mejor forma de tratar a los drogadictos es hacerlo en los ambientes de la comunidad que suelen frecuentar, donde pueden tener la experiencia de los lugares y las personas que les son familiares sin la heroína. El trasladar a los adictos a un centro de tratamiento remoto puede ser ineficaz, porque su regreso a casa tarde o temprano les devolverá a los EC que desencadenarán una RC no extinguida, y una probable vuelta al hábito de consumo de la heroína” (p. 32).

Esto es igualmente válido para todas las sustancias, no solo para la heroína. Al mismo tiempo, la experiencia clínica nos muestra que el frecuentar los mismos lugares y amistades pueden impedir que la persona logre detener el consumo en primer lugar. Es posible que sea necesario que el paciente se traslade a otros contextos (por ejemplo el lugar de la terapia o comunidad de tratamiento) para comenzar un período inicial sin drogas. Pero, en caso de que sea inevitable que vuelva al contexto en que solía consumir sustancias (por ejemplo porque vive allí, en un barrio determinado), tarde o temprano será necesario que el paciente se exponga a los estímulos condicionados (EC) asociados a la sustancia pero sin consumirla. Este proceso puede ser muy difícil y es el que tiene más riesgo de recaídas. Sin embargo, parece necesario que el paciente, en algún momento, logre estar en lugares o situaciones similares a aquellas en que ocurrían sus hábitos del pasado, pero cambiando esos mismos hábitos. Si esto se logra, las posibilidades de recuperación del paciente se incrementan de manera considerable.

Referencias

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