John Locke nace el 29 de agosto de 1632 en Wrington, Somerset, Inglaterra y muere el 28 de octubre de 1704 en Oates, Essex, Inglaterra. Es un médico inglés conocido, especialmente, por sus contribuciones a la filosofía y a la teoría política.

En su texto más célebre, «Ensayo sobre el entendimiento humano», publicado en 1689, desarrolla su famosa teoría del conocimiento, de acuerdo a la cual, el conocimiento humano proviene exclusivamente desde la experiencia. Locke visualizaba la mente humana como a una tabula rasa, esto es como a una pizarra sin escribir o una hoja en blanco, las que se van completando en la medida que se adquieren nuevas experiencias y, en ello, conocimientos. Siguiendo con este razonamiento, los seres humanos no contamos con ningún conocimiento previo o habilidad innata que nos permita contar con algún tipo de conocimiento antes de la experiencia. Para el filósofo, la mente es capaz de adquirir conocimientos sólo a través de los sentidos, siendo las sensaciones que recogemos, en la medida que experimentamos el mundo, las que se adhieren y almacenan en la mente como ideas.

Esta postura radical según la cual el conocimiento se adquiere exclusivamente mediante la experiencia se conoce como empirismo y contrasta al extremo con la postura de Descartes de corte racionalista e innatista. Es interesante que, como en el caso de este último, Locke trae nuevamente a los griegos antiguos a colación, aunque en este caso sea a Aristóteles, al utilizar la metáfora de tabula rasa.

Locke desarrolla una teoría sobre la estructura de la mente, de acuerdo a la cual, la mente está conformada por dos tipos de ideas, las simples y las complejas. Las ideas simples son aquellas que provienen directamente de los sentidos, como las sensaciones de color, sabor, olor, etc. Las ideas complejas, por otro lado, son aquellas que se derivan de la combinación y la relación de ideas simples, como la idea de un árbol o una casa.

Las ideas, por su parte, poseen una cierta mecánica que les permite relacionarse entre sí  para articular pensamientos, conocimientos y recuerdos sobre el mundo. Esta interacción entre ideas son asociaciones – lo que se conoce también como asociacionismo – que se producen según tres principios: semejanza, contigüedad y causal (causa y efecto).

  1. Según el principio de semejanza, las ideas se asocian entre sí si son similares entre sí. Por ejemplo, la idea de un perro se asocia con la idea de un gato debido a que ambos son animales. La mente humana tiene la capacidad de relacionar ideas similares entre sí, lo que permite al individuo recordar y reconocer estas ideas en el futuro.
  2. Según el principio de contigüedad, las ideas se asocian entre sí si han sido experimentadas juntas. Por ejemplo, la idea de un perro se asocia con la idea de un paseo en el parque, si una persona ha experimentado estar en el parque con su perro. Esta asociación se debe a que la mente humana relaciona ideas que han sido experimentadas juntas en el tiempo y el espacio.
  3. Según el principio causal, las ideas se asocian entre sí si una es la causa de la otra. Por ejemplo, la idea de una tormenta se asocia con la idea de un rayo debido a que un rayo es la causa de una tormenta. La mente humana tiene la capacidad de relacionar ideas causales entre sí, lo que permite al individuo comprender y explicar eventos del mundo.

Locke, que acuñó el término asociación de ideas (que tan fructífero resultará, por ejemplo, para Freud) sostiene que la mente humana se compone de un gran número de idas asociadas entre sí las que, como conjunto constituyen, la base de la memoria y del aprendizaje.

Es interesante apuntar, respecto de por ejemplo este y de otros autores tempranos, que por sobre la realidad en sus posturas o el nivel de perfección o acomodo de sus postulados a lo que es el entendimiento contemporáneo, una parte no menor de lo extraordinario de éstos estriba en el movimiento que generaron a partir de sus desarrollos conceptuales. En este caso en particular, y pensado en la psicología, la teoría del conocimiento empírico de Locke ha resultado altamente influyente en el desarrollo de la psicología empírica y en la teoría del aprendizaje, asimismo, sus ideas sobre el asociacionismo han marcado un importante camino para el entendimiento de cómo pensamos y conocemos los seres humanos. Aunque Locke no era un psicólogo, su obra ha sido valiosa para el desarrollo de la disciplina y ha tenido un impacto duradero en la forma en que entendemos la mente humana y el conocimiento.