Es bastante probable que, en alguna ocasión, hayamos oído o dicho «estoy deprimid@» sin saber realmente el significado de esta expresión. En el post de hoy aclararemos algunas ideas en torno a tan importante Trastorno del Estado de Ánimo…

Ya en el siglo IV a.C., Aristóteles realizó estudios monográficos de lo que entonces se denominaba como «melancolía». Posteriormente, con autores como Pinel, se empezaron a distinguir diferentes tipos de enfermedades mentales. Concretamente cuatro: manía, idiocia, melancolía y demencia. Pero no será hasta el siglo XIX cuando, a través del trabajo de Kraepelin, empiece a acuñarse el término «depresión» y comience a hablarse de la «psicosis maníaco-depresiva» (para hacer referencia a lo que hoy conocemos como Trastorno Bipolar).

Es importante conocer que dentro del grupo de Trastornos Depresivos existe una prevalencia mayor en mujeres, por lo que cabe en esta cuestión el debate de la influencia del género dentro de esta problemática. Además, las manifestaciones sintomatológicas de estos problemas tienen lugar mayoritariamente entre los 18 y los 44 años de edad. No se han encontrado relaciones entre depresión y origen étnico, pero sí es cierto que es más frecuente entre personas con un nivel socio-económico bajo. Tanto las características de personalidad como la historia familiar de cada uno también se consideran potenciales factores de riesgo, así como los antecedentes psiquiátricos propios y familiares que nos preceden.

Se estima que entre la población clínica de nuestro país, es decir, entre las personas que sufren algún trastorno mental, el 50% de ellas manifestarían síntomas depresivos. Existe además un fenómeno denominado «depresión enmascarada» que aumentaría estas estimaciones. Con este concepto hablamos de aquellas depresiones ocultas por otros síntomas diferentes a los de una depresión común y que suelen manifestarse como sintomatología somática, esto es, con dolores de cabeza o problemas gastrointestinales (por ejemplo). No debemos olvidar en este punto el alcoholismo, que se puede considerar tanto factor influyente en la aparición de depresión como síntoma de la misma. Por otro lado, hay que prestar especial atención a estos pacientes en los cambios estacionales: se suele producir un empeoramiento de los síntomas en el paso de invierno a primavera y de verano a otoño. Además, es frecuente presentar despertar precoz en las mañanas y tener una sensación de mejora en las horas de la tarde.

TIPOS DE TRASTORNOS DEPRESIVOS

En primer lugar, debemos tener clara la distinción entre Episodio Depresivo Mayor y Trastrono Depresivo Mayor:

Una vez hecha esta distinción, podremos diferenciar varios tipos de Trastornos Depresivos, si bien es cierto que, como hemos dicho en otras ocasiones, las clasificaciones y etiquetas no son verdaderamente útiles para el tratamiento de los problemas mentales, pero es necesario recoger de algún modo la sintomatología de las diferentes formas de manifestación que tiene la depresión, para así conocer de una manera general el reto ante el que nos encontramos.

De este modo, tenemos:

  • Trastorno de desregulación perturbador del estado de ánimo. Se caracteriza fundamentalmente por un estado de irritabilidad persistente y una gran intolerancia a la frustración.
  • Trastorno Depresivo Mayor. En estos casos se producen uno o más episodios depresivos mayores, que pueden ser únicos (de una aparición) o recurrentes.
  • Trastorno Depresivo Persistente / Distimia. Para cuyo diagnóstico han de darse al menos 2 años en los que ha habido más días con estado de ánimo depresivo que sin él, acompañado de otros síntomas depresivos que no cumplen los criterios para Episodio Depresivo Mayor.
  • Trastorno Disfórico Premenstrual. Es diagnosticado cuando se presentan en todos los ciclos durante, al menos un año, síntomas característicos de un estado deprimido durante la semana ANTES de la menstruación y desaparecen en la semana DESPUÉS a la misma.
  • Trastorno Depresivo inducido por sustancias. Es aquel que tiene lugar como consecuencia directa de la intoxicación o abstinencia de alguna sustancia estupefaciente o medicamento.
  • Trastorno Depresivo debido a una afección médica. Tiene lugar debido a las repercusiones fisiopatológicas directas de otra afección o enfermedad física.
  • Otro Trastorno Depresivo Especificado. Se produce cuando, a pesar de presentarse síntomas depresivos, no se cumple algún criterio para entrar dentro de las otras categorías. En este caso se ha de registrar el motivo concreto: depresión breve recurrente, episodio depresivo de corta duración, episodio depresivo con síntomas insuficientes.
  • Trastorno Depresivo No Especificado. No cumplen todos los criterios de ninguno de los trastornos de la categoría diagnóstica de los trastornos depresivos. La categoría del trastorno depresivo no especificado se utiliza en situaciones en las que el profesional opta por no especificar el motivo de incumplimiento de los criterios de un trastorno depresivo específico.

Como podemos concluir de todo esto, «estar deprimido» va mucho más allá de un momento puntual de tristeza que podamos vivir. Las emociones son necesarias para saber adaptarnos al medio que nos rodea y ser capaces de sobrevivir en diferentes escenarios y circunstancias, por lo que es totalmente normal sentirnos tristes ante algunas situaciones. Pero si sientes que ese estado de tristeza, malestar y letargo perjudica o incide en el desarrollo de tu vida diaria no dudes en pedir ayuda profesional y poner fin a este episodio.