Hablar de la eutanasia es hacer una reflexión sobre cada fundamento revisado para determinar lo que es mejor o no para el paciente en fase terminal; desde el entorno de cada estado, país, continente y cultura; pero principalmente desde una universalidad de términos éticos, siempre en la defensa de los derechos de las personas; así como tener la posibilidad de elegir sobre el final de su existencia; y no tener que someterse a una norma, que más que apoyarlo y ayudarlo en su calidad de vida, lo invita a tener una vida prolongada por medicamentos y tecnologías que garantizan una vida más longeva, pero esto no quiere decir que sea de calidad o respetando “una vida digna”.
Entre lo ético y moral; es porque entre ambos términos se han basado las decisiones de la humanidad; es más, muchos de los derechos humanos se han fundado desde la moral; pero el determinar la ética universal es desde el análisis de lo que es mejor para la mayoría, sin perder la individualidad de los humanos; estableciendo así una conducta de compasión entre todos sin pasar sobre los derechos y honor de los demás; pero sí respetando la autonomía de cada uno, como el libre albedrío que varias religiones señalan que es permitido, desde la legalidad de las acciones de las personas.
Es importante señalar que existen tres religiones “principales”; El Judaísmo, Cristianismo e Islámico, que conjuntas suman más de la mitad de la población mundial, por lo que es importante observar sus mandatos, para análisis de sus códigos y poder determinar que la moralidad tiene bases más fehacientes en lo que es correcto para ellos; pero entonces no es ir en contra, es poner en la mesa de análisis cada postura para tomar decisiones que apoyen a la humanidad en su derecho de libre elección; más que del sometimiento a lo que la mayoría puede imponer; el proteger la calidad de vida como un derecho humano, que el sufrimiento no siempre es necesario para purificar las penurias o para definir que valió la pena; pero eso no quiere decir que no tengamos dolor, sino que el paciente terminal puede optar por dejar de existir para no padecer el tormento del dolor crónico, que en ocasiones, ni los cuidados paliativos pueden detener o aminorar; pero también es ver que el dolor emocional es más fuerte sino existe un acompañamiento integral tanto para el paciente terminal como para las personas que están viviendo ese proceso junto con la persona.
Ética y Moral
Antes de comenzar con todo este proceso de la Eutanasia, es indispensable conocer las definiciones de cada palabra que estaremos utilizando a lo largo del presente escrito. Es importante conocer lo que es ético y moral; ya que en varias ocasiones se utilizan de forma indiscriminada, pero se refiere a circunstancias diferentes: ética es la reflexión de lo moral sustentada en lo filosófico para obrar racionalmente; la moral se refiere a las acciones de las personas en relación al bien y el mal, de acuerdo a su vida individual y espiritual.
Adela Cortina refiere como moral a los valores que rigen en un grupo; ya que cada entorno definirá a que valor le dará mayor prioridad, pero “…existe un desfase entre sus declaraciones y las realizaciones…”; ya que tienden a actuar de forma distinta a la que verbalizan.
La ética para Adela Cortina es “…preguntarse qué queremos hacer y hacía dónde llevaremos el curso de nuestras vidas…”; para tener unas normas generales y universales, por las cuales se necesita regir la humanidad. La palabra ética proviene de la palabra “ethos”, que quiere decir “carácter”; por lo que la ética permite forjar el carácter; para tomar decisiones a través de una conciencia conjunta.
Eutanasia
“Es un tema incómodo para la ética, quizá por una concepción sacral e idealizada de la vida y por una imagen trágica de la muerte y del miedo a la nada.” Juan José Tamayo (Redacción DMD, 2019, p. 4)
Este tema hace controversia dentro de la mayoría de las sociedades; debido a una cultura moral regida por la religión; en la cual se ha marcado firmemente el que no se debe matar a otra persona; como dice el artículo Religiones y Eutanasia, se ha enfocado que no es moral porque la vida que se nos otorgó le pertenece a un Dios; además de tener la concepción de la posibilidad de ser castigados al ir en contra de ese don o de ese regalo que nos brindaron; pero bien señala Küng, que ese Dios nos dio libre albedrío para tomar decisiones conscientes y autónomos sin dañar a otros; pero también que no sólo es la vida; sino también en la propia muerte necesitamos tener esa autonomía.
Antes de seguir adelante con el tema; es importante señalar que hablar de eutanasia es enfocarse a la calidad de vida de la persona hacia el final de su vida; pero todo dependerá de los códigos morales con los cuales se rigen las personas; además determinar el sentido de vida que el individuo le da a partir de una enfermedad, accidente o situación que lo tiene en fase terminal; la forma en como la construye y es imperante reconocer que la voluntad de las personas son el fundamento para tener el derecho de hacer uso de la eutanasia, la ortotanasia o distanasia.
Pero debemos diferenciar la eutanasia, la ortotanasia con la distancia:
- Eutanasia: es la intervención médica directa para ayudar al sujeto para terminar con su vida, de forma anticipada sin dolor y finalizar el sufrimiento de los pacientes terminales; que es conocida como “una dulce muerte”.
- Ortotanasia: permitir que la muerte ocurra, por lo que el personal de salud médica otorgan sólo los cuidados necesarios y tratamientos en la disminución del sufrimiento; pero no para detener el proceso de muerte.
- Distansia: también conocida como encarnizamiento terapéutico o ensañamiento terapéutico; se trata de alarga la vida y con ello generalmente el sufrimiento del paciente, aplicando tratamientos que sólo alargan la llegada de la muerte, dejando de lado la calidad de vida.
Muchas personas dentro de las familias del paciente se aferran y se niegan a dejarlo ir, aunque hay que tener en cuenta que los mismos pacientes sienten miedo a morir y prefieren seguir con los tratamientos. Existe un dicho mexicano “hice todo lo que pude, no quedó en mí”; por esa necesidad de no ser culpado de algo o señalado por no hacer hasta lo imposible por que el moribundo siga “viviendo”; aunque la calidad de vida no sea la óptima; aquí es aplicada la distansia.
En las sociedades es un tema totalmente de discusión entre diferentes grupos; el pensar en quitarle la vida a alguien es un conflicto totalmente moral y muy personal, aun observando el sufrimiento del otro se imposibilita como ser humano el tomar esa acción; creo principalmente en los médicos quienes hicieron el juramento hipocrático, que les señala el no suministrar ninguna sustancia para el término de la vida de alguien; sino lo contrario, apoyarán en todo lo posible al paciente en mantenerlo con vida, el tratar de curarlo, aquí la importancia de dejar de ver a la muerte como un fracaso de la medicina, más sin embargo es parte del ciclo que tenemos, aún cuando se adelante para permitir al enfermo terminal el dejar un sufrimiento a un lado. En los países que está legalizada la eutanasia o el suicidio asistido, como es Holanda, algunos de los médicos señalan que hubieran preferido no haber participado en dicho acto; por lo que estas acciones tiene mucho que ver con las creencias personales de cada individuo; por ese motivo es informar sobre lo éticamente correcto, enfatizando que el paciente no tenía una mínima posibilidad de recuperarse; aquí es ser puntual que la eutanasia solo se pide para quien ya no tiene esperanza de vida y el que puede solicitarlo es la misma persona, al menos que definitivamente ya se encuentre en estado vegetativo y su terminación a corto plazo es la muerte, y así identificar que sólo apoyaron para que dejara de sufrir; se dificulta el poder verlo de esa forma. Por tal motivo, se les permite a los médicos el negarse a realizar dicho acto; pero se les pide a las instituciones de salud, contar con el personal que pueda dar el servicio y los protocolos para la aplicación de la eutanasia.
Kraus indica que la eutanasia es importante porque evita un sufrimiento al ser humano; respeta lo que determina el enfermo, sin erosionar la integridad de la vida del paciente terminal; además les permitirá la constante pregunta de cuando llegará el momento de su muerte; el que estén pensando en su larga agonía con todas las implicaciones psicoemocionales que esto conlleva, por la degradación que se hace hacia la persona, tanto en el seno familiar, como en el entorno social; ya que al inicio puede tener todas las atenciones necesarias, varias personas que están cerca los apoyan de diferentes formas, pero dependiendo del tiempo que se prolongue el estado en el que se encuentran; todas las atenciones que requiere se ven mermadas, debido al cansancio de los cuidadores principales, el desgaste físico y el deterioro emocional; los apoyos de las demás personas se van alejando, con ello se presenta el que los cuidados principales hacia el paciente disminuyan cada vez más y la calidad de vida de todos los involucrados también se vea disminuida; pero desde lo moral, es algo inconcebible el admitir que esto pasa; pero son hechos reales que nadie menciona y por ende prefieren la aplicación de la ortotanasia, pero con la esperanza de que “Dios” se apiade del enfermo y también de los mismos familiares.
Por eso la moral que se manifiesta de forma verbal, no llega a corresponder con las acciones que se llevan acabo; Kraus también refiere que socialmente aplicamos una eutanasia social, ya que hemos dado muerte social a las personas de la calle, entre otras tantas acciones que se dejan al olvido por así convenir y seguir “viviendo”.
En favor de la eutanasia, Tamayo se basa en un análisis realizado hacia las religiones, indicando que:
- En la profundidad de la persona se encuentra el lugar de decisión de la conducta de uno mismo.
- Existe una moralidad de la eutanasia para defender la vida en plenitud.
- El sufrimiento no es reconocido por la moral religiosa.
Lo que también nos lleva a reflexionar sobre lo mencionado por Küng, quien señala que la vida no es una imposición, sólo es un derecho; para tener una visión diferente, siendo éticos en el ayudar a morir a una persona con medicamentos, consentir un acto de gracia; teniendo en cuenta una integridad corporal y la intangibilidad de la dignidad humana.
Dentro de cualquier ética, uno de los fundamentos es salvaguardar el bienestar de la persona; entonces porque el evitarle que puede elegir, en su fase terminal de la vida, el dejar de sufrir si estamos para otorgarle un bien; si todo se llevase acabo como marcan las normas para los cuidados de los enfermos terminales, se tendría todo un equipo interdisciplinarios para el acompañamiento de su proceso, pero principalmente para el buen morir; dentro de este equipo debe existir un psicólogo y un tanatólogo, fundamental en las contenciones del enfermo, familia y el personal médico tratante y de los que aplicarán la eutanasia.
Importancia del testamento de vida
Cultivar el uso de la “voluntad anticipada” permite elegir de forma consciente y entera lo que deseamos al final de la vida; aunque en nuestro país, la eutanasia no es legal; ya que argumentan que puede ser utilizada con otros fines; pero es importante dar a conocer que las eutanasia es aplicada sólo a enfermos en etapa terminal y bajo ciertos estatutos estrictos y realizados por un médico dentro de una institución de salud. Actualmente existe en la CDMX una iniciativa para la legalización de la eutanasia, y es esencial realizar una exhaustiva revisión de lo ético en nuestra sociedad para legalizarla.
Es obligación partir desde lo ético; importa el que las personas en fase terminal dejen de sufrir, que conozcan todo el proceso y se les dé voz para que puedan elegir de acuerdo a sus convicciones; que no se les niegue el poder vivir plenamente, con toda lucidez, se les permita ejercer un derecho a su dignidad. Aunque no se diga, la aplicación de la eutanasia pasiva es más aplicable de lo que realmente se acepta; los médicos generalmente recomiendan que se lleven al paciente a su casa, que se despidan y esté en familia para que se despidan.
En la CDMX existe la Ley de Voluntad Anticipada; en la cual señala puntualmente lo que es necesario realizar y lo permitido por el personal médico, el estado, familiares y por el paciente para sus últimos días de vida; protegiendo la dignidad de la persona; pero sólo contempla los cuidados paliativos, en otras palabras el uso de la ortotanasia, aunque no esté especificado como tal. En otros países que ya se autorizó la eutanasia, son puntuales en que la petición debe ser hecha por el mismo paciente; teniendo la obligación de consultar a otro especialista, además del médico tratante; además de cumplir con otra serie de requisitos.
El fomentar la cultura de un testamento de vida con su petición de voluntad antes de la muerte; permitiría conocer lo que realmente desea el paciente; el permitir una vida digna llena de matices pero alejada de los sufrimientos de la enfermedad que a todas luces lo matará; simplemente se le permitirá evitar esa tortura.
“En lo moral religioso, nunca se piensa que el pedir la muerte del enfermo terminal sea una posibilidad, por las códigos inculcados; pero una vez que vez, vives de cerca el sufrimiento de un ser querido en estado vegetativo… observas como su cuerpo se deshace…, es cuando piensas en la eutanasia; es inhumano pretender prolongar la existencia de una persona que ha dejado de vivir; porque su dignidad y calidad de vida… ya no existen” Carmen Lazcano.
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