Según Berk (2018), la adultez mayor es la última etapa de la vida. Cada una de las 8 etapas de la vida tienen características físicas, cognitivas, emocionales y sociales particulares y complementarias. No se definen solo por la edad de las personas, también están influenciadas por sus comportamientos, cultura, genética, educación, raza, lugar donde se ha desarrollado su vida, y posición socioeconómica, entre otras (Berk, 2018). Uno de los principales factores que influye en el desarrollo de los seres humanos es la familia pues es en donde se brindan y construyen lazos estrechos, de apoyo, de apego y de seguridad (Berk, 2018). Por lo tanto, parece que una de las responsabilidades de la sociedad es mantener un buen ambiente familiar y los psicólogos trabajamos en estrategias familiares para favorecer las relaciones saludables dentro de los hogares. Berk (2018) afirma que la teoría de Erickson ofrece una descripción sobre cómo establecer una forma de vivir la vida en el marco del equilibrio y el desarrollo personal del individuo que incluye su ser biológico, al tiempo que el crecimiento de lo psicosocial frente al mundo que lo rodea (Corey, 2016). La teoría de desarrollo psicosocial de Erick Erikson refiere que en cada momento del desarrollo hay una oportunidad para decidir cómo vivir con satisfacción o desagrado dependiendo de la posibilidad de resolver los conflictos de cada una de las ocho etapas (Berk, 2018). Si bien es cierto el presente artículo trata de la última etapa de desarrollo es necesario detenerse en breve en las anteriores para tener una mejor comprensión para la última.
Las etapas o estadios son en su orden cronológico según la teoría de Erick Erikson confianza vs desconfianza, autonomía vs vergüenza y duda, iniciativa vs culpa, laboriosidad vs inferioridad, exploración de la Identidad vs difusión de la identidad, intimidad frente al aislamiento, generatividad frente al estancamiento, e integridad frente a desespero (Berk, 2018). En el actual articulo no se menciona la vida intrauterina sin embargo no se desconoce su importancia. El primer estadio que se refiere a confianza vs. desconfianza que oscila entre los 0 al primer año de vida de las personas, es fundamental para el desarrollo posterior. Es el momento propicio para el desarrollo de la confianza en sí mismo, en los demás y en el mundo pues los bebés requieren de un entorno seguro que los acoja, los haga sentir amados y vinculados. En caso contrario, puede crearse en el niño una sensación de desconfianza que puede implicar dificultades más adelante en la tendencia a rechazar el amor, la confianza con el otro y la dificultad para establecer relaciones de intimidad (Corey, 2016).
La segunda etapa es autonomía vs vergüenza y duda que se evidencia a partir del año hasta los 3 años del niño. Durante esta etapa se desarrollan características como la independencia y autonomía en la cual el niño experimenta emociones de celos y conductas que pueden denominarse como de agresión. El niño es capaz de reconocer al otro que está fuera de él a quien le refiere sus necesidades a través de diferentes actos comunicativos. Así mismo se empieza a demandar algunas actividades y restringir otras por parte de los padres como por ejemplo hasta dónde se puede mover, qué debe comer, y el entrenamiento del control de esfínteres. Los niños que no logran alcanzar esa sensación de autocontrol comienzan a probar cierta timidez o vergüenza y duda frente a la manera como se relacionan con el mundo social. Por lo que es necesario que los padres permitan que el niño explore el mundo con los cuidados y acompañamiento respectivo, pero permitiéndoles encontrar pequeñas soluciones a pequeños problemas a los que se puedan enfrentar por sí mismos (Corey, 2016).
La tercera etapa que se encuentra en la edad preescolar del niño entre los 3 y 6 años, se denomina iniciativa vs culpa. Es el momento en que el niño selecciona actividades de su interés y desarrolla su iniciativa y creatividad alrededor de ellas. Los padres juegan un rol fundamental en la vida de sus hijos principalmente en estas primeras etapas. En este caso, si el niño se siente estimulado por sus padres comenzará su trasegar por el mundo de manera segura y tratando de transformar su ambiente con tranquilidad. Por otra parte, si es lo contrario y hay una crítica constante por parte de sus padres frente a sus iniciativas, seguramente permitirán que en otras circunstancias otros tomen las decisiones que ellos mismos tienen que tomar tanto en su niñez como posiblemente en su adultez (Corey, 2016).
En la cuarta etapa que incluye la edad de los niños desde los 6 a los 12 años denominada por Erikson como laboriosidad vs inferioridad y la importancia en el desarrollo social de los niños para que se pueda evidenciar un desarrollo saludable. Es el momento de la conformación de valores personales, establecimiento de relaciones con sus pares, la oportunidad para relacionarse con personas que pueden ser diferentes a él/ella, así como la posibilidad para la obtención de objetivos académicos propios de la edad escolar. Cuando la etapa se resuelve de manera positiva es cuando el niño logra desarrollar sus competencias, habilidades y destrezas que les sirven en su día a día. Pero si el niño siente lo contrario y se siente inhibido y pesimista por el desarrollo de sus capacidades, puede pasar a tener un estado de inferioridad (Corey, 2016 y Berk, 2018).
La siguiente etapa se refiere a la exploración de la identidad vs difusión de identidad que incluye una edad caracterizada por cambios importantes principalmente por la transición de la niñez a la adultez la cual se denomina adolescencia. Corey (2016) cita a Erickson refiriéndose a que en esta se etapa explora la Identidad vs difusión de identidad y se encuentra entre los 12 a los 20 años. Se caracteriza por preguntas sobre el sentido de sus vidas relacionadas con su quehacer, sus proyectos personales, y cómo llegar a alcanzarlos. Se presentan cambios biológicos, emocionales, afectivos y sociales que pueden traer presión del medio y demandas de sus padres y otros adultos. Con todas las expectativas sobre ellos, tienen la alternativa de construir su identidad y sentirse satisfechos con ello o por otro lado sentir una profunda confusión que puede ver afectada la toma de decisiones futuras (Corey, 2016 y Berk, 2018).
Luego de las etapas de infancia, niñez y adolescencia mencionadas con anterioridad, se comienzan a desplegar las etapas de la adultez que se dividen en joven, media y mayor. Estas etapas también están dividas por grupos etarios de acuerdo a diferentes estudios, sin embargo, no quiere decir que tenga que ser exactamente dentro de la edad, pero es un punto de referencia aproximado a lo que la mayoría de las personas sin importar su origen, idioma, o idiosincrasia tienden a vivir. Evidentemente hay muchas otras variables que afectan el desarrollo del ser humano en cuanto a condiciones políticas, ecológicas y demás que son necesarias de individualizar. Entre los 20 a los 35 años se desarrolla la intimidad frente al aislamiento. Es el momento del desarrollo de relaciones más íntimas que se logran siempre y cuando haya confianza en la propia identidad. Se puede compartir cuando las personas logran descentrarse de sus propios intereses y necesidades para compartir. Eso incluye relaciones laborales y ocupacionales que puedan lograr una vida satisfactoria. Es un momento para la vida productiva y para hacer realidad los planes proyectados. En caso contrario la persona tendrá sentimientos de aislamiento personal y social (Corey, 2016).
La adultez media por su parte que es generatividad frente al estancamiento en donde las personas quieren apoyar las generaciones venideras y tener la posibilidad de reinventarse. Sigue siendo un periodo de alta productividad adicional al abordaje de preguntas relacionadas con el sentido de vida entre la decisión que tomé en mi juventud y lo que actualmente se está haciendo. La capacidad de generar amor filial y trabajo, en el marco de una vida equilibrada. Al final de esta etapa comienza a acercarse la pregunta trascendental por el tiempo que queda de vida y lo que hemos hecho con nuestras vidas para darle cabida al último estadio de este recorrido que es la adultez mayor.
Este estadio denominado integridad frente a desespero que comienza por encima de los 65 años, permite ajustar, o no, todas las áreas de nuestras vidas relacionadas con el trabajo, el retiro, los amigos, la familia, el duelo por algunas pérdidas físicas, o relacionales. Se puede ver la muerte como algo que llegará de manera tranquila y con aceptación o pueden llegar sentimientos de desespero, poca esperanza, culpa, resentimiento o autocríticas (Corey, 2016). Por lo que la teoría de la continuidad mencionada por Berk (2018) explica que, a finales de la edad adulta, como en otras etapas, las personas se vuelven reflexivas sobre su pasado y parece que, si pudieran resolver la mayoría de los conflictos mostrados por la teoría de Erickson, se volverían más positivos y activos que deprimidos y ansiosos. Según Berk (2018), el apoyo social, las actividades y creencias religiosas, y la sensación de ser importante para enseñar y ayudar son fundamentales para reducir la depresión y los riesgos de suicidio. Además, los factores de riesgo para la depresión y posiblemente el suicidio están relacionados con «la disminución en la función cognitiva, y en la función ejecutiva, lo cual repercute en que algunas personas que sean susceptibles a la impulsividad y la resolución de problemas de manera deficiente… La demencia también está vinculada al suicidio, especialmente poco después del diagnóstico» (Berk, 2018, p. 619).
Sin embargo, existen otras circunstancias para que esto suceda de acuerdo con la sensación de ser positivo y activo, lo que está relacionado con la salud mental y física, los lazos familiares, los ingresos económicos y la sensación de independencia y control (Berk, 2018). Esta podría ser una de las razones por las cuales las personas mayores prefieren seguir viviendo en su propia casa que vivir con otros familiares o con asistencia. La adultez mayor brinda la oportunidad de compartir tiempo con nietos y nietas y enseñarles tradiciones y cultura. Sin embargo, a muchos de ellos no les gusta sentir que ya no están recibiendo atención, apoyo del cuidador o una actividad que tenga sentido para ellos (Berk, 2018). Entonces, el grupo social de apoyo, familia y psicólogos debemos acompañar todo el desarrollo de la vida de las personas. Durante estos últimos años, las habilidades cognitivas son muy importantes para tratar de mantener y comprender cómo comienzan a reducirse (Berk, 2018). Por lo tanto, un programa preventivo es importante para ayudar a las personas a seguir teniendo buena memoria, razonamiento, velocidad de procesamiento, resolución de problemas cotidianos, actividades instrumentales de la vida cotidiana, velocidad diaria y calidad de vida relacionada con la salud. Es así como una vida con apoyo familiar, con padres comprometidos, con búsqueda de autonomía van a permitir el despliegue de una adultez mayor en la que se puedan presentar múltiples opciones para vivir una vida agradable, con sentido y con la posibilidad de lograr reinventarse.
Referencias
Berk, L. E. (2018). Development through the lifespan (7th ed.) [Desarrollo vital del ser humano]. Boston, MA: Pearson.
Corey, G. (2016). Theory and practice of group counseling (9na ed.) [Teoría y práctica de la consejería grupal]. Boston, MA: CENGAGE Learning.
Este artículo fue escrito por Marjorie Ramos Salcedo, Psicóloga Clínica de We Doctor. A Marjorie la pueden contactar en su perfil de We Doctor: https://tuconsulta.we-doctor.com/agenda/8552628.

Excelente artículo, Enhorabuena por los temas que aquí se publican, son de un gran interés público y añaden valor a quienes los leemos.
Muchas gracias! Un saludo!