¿Sabías que en Chile alrededor del 30% de las embarazadas sufren síntomas relacionados a la depresión y ansiedad? Y alrededor del 10% si nos regimos por los criterios diagnósticos específicos del trastorno depresivo (Jadresic, 2014). Cifras que aumentan en más del 40% de las madres en el periodo puerperal (Huber et al, 2015).
La depresión perinatal es aquella que se presenta durante el embarazo o luego del parto. Sus síntomas se asocian a sentimientos de soledad, cansancio, culpa y pérdida de control en la madre. Sin embargo, el ánimo bajo, la irritabilidad, la ansiedad y trastornos del sueño se consideran como manifestaciones normales de un embarazo, lo que hace que sea difícil su diagnóstico y que muchas veces se subdiagnostique este trastorno (Huber et al, 2015).
Sumado a lo anterior, no podemos dejar de lado el impacto futuro de tal problemática en la salud mental en general, en donde la depresión materna afecta no sólo fuertemente a la mujer, sino que también al bebé y directamente al vínculo madre-hijo/a. Ante este escenario, ¿estaremos hablando de un triple efecto?
Se han realizado estudios donde se han encontrado efectos negativos relacionados directamente a la salud mental infantil en lo que corresponde al desarrollo cognitivo, conductual y aumento del riesgo de desarrollar futura depresión en los hijos/as de madres deprimidas (Huber et al, 2015). Entre otras varias posibilidades de impactar al niño/a.
También, desde las repercusiones hacia la madre se debe tener en cuenta que de por sí el embarazo y la maternidad, ya generan un cambio en su identidad personal (Huber et al, 2015). El ser una madre que sufre de depresión perinatal, de cierta manera puede encontrarse más vulnerable para poder enfrentar los desafíos que se le presentan. Probablemente los cambios psicológicos que vive; como el duelo del hijo/a imaginado y el real, la diferenciación con la propia madre, la solicitud de ayuda en su red de apoyo, las exigencias sociales del “ideal de madre”, sean procesos más difíciles de vivenciar que para una madre que no desarrolla una depresión perinatal.
En cuanto a los efectos de la depresión perinatal en la calidad de la díada madre-hijo/a, se han observado resultados en relación a menor sensibilidad materna, es decir dificultades en la madre para percibir e interpretar de forma óptima las señales de sus infantes. A su vez, esto trae consecuencias en la comunicación interactiva con el bebé, donde se disminuyen los momentos de sintonía emocional, lo que afecta la calidad del intercambio diádico y en consecuencia, el apego que se esté configurando. Por lo mismo, se ha descrito mayor presencia de patrones de apegos inseguros en hijos/as de madres deprimidas (Huber et al, 2015). Así, podemos pensar también en el impacto que puede traer en ese futuro adulto que formará relaciones, repitiéndose la configuración de patrones de apego disfuncionales, en donde caemos en el “círculo vicioso” de no poder quebrar aquella transmisión intergeneracional.
De acuerdo con todo lo señalado, como psicólogos/as nos vemos enfrentados a una problemática bastante común, que se diagnostica relativamente poco y que tiene efectos realmente importantes a nivel de salud mental global. Por lo tanto, creemos que desde nuestra disciplina es relevante estar atentos/as y poder visualizar, evaluar, diagnosticar e intervenir a tiempo la depresión perinatal cuando realmente sea necesario.
Entonces, ¿qué podemos proponer como intervención integral para abordar la depresión perinatal?
Estudios dan cuenta de las escasas intervenciones dirigidas a la díada madre-hijo/a, mostrando que el foco de trabajo va dirigido únicamente a tratar la depresión materna, las que “no han demostrado generar cambios en el apego entre la madre y su bebé” (Huber et al, 2015). Existen intervenciones enfocadas en vínculos tempranos, en donde el intervenir a tiempo trabajando la relación, va permitiendo reparar la calidad de aquellas interacciones, y así prevenir futuros problemas de salud mental de manera individual y relacional.
Referencias Bibliográficas
- Di Bártolo, I. (2019). El apego: cómo nuestros vínculos nos hacen quienes somos: clínica, investigación y teoría. Lugar Editorial.
- Huber, M. O., Jiménez, M. R., & Largo, A. M. (2015). Depresión materna perinatal y vínculo madre-bebé: consideraciones clínicas. Summa psicológica UST, 12(1), 77-87.
- Jadresic, M. E. (2014). Depresión perinatal: Detección y tratamiento. Revista Médica Clínica Las Condes, 25(6), 1019-1028.
- Navarro, J., Pérez, F., & Arteaga, M. (2017). Vínculos tempranos: Transformaciones al inicio de la vida. Ediciones Universidad Alberto Hurtado.
Artículo escrito por Dominique Dattas, Psicóloga Infanto-Juvenil, creadora de contenido Praxis HUB. Mail: dgdattas@uc.cl.