En primer lugar, llevaremos a cabo una definición de los diferentes conceptos y ámbitos de los que vamos a hablar en estas líneas. Teniendo en cuenta que lo que se pretende aclarar es la contribución de la Psicología Positiva al ámbito de la Psicología de la Salud y la Medicina Conductual, parece lógico aclarar que:

  1. La Psicología Positiva es aquella disciplina científica que se centra en conocer y estudiar el funcionamiento óptimo humano. Es decir, se focaliza en conocer cuáles son las virtudes y fuerzas humanas naturales, que hacen que consigamos adaptarnos de forma satisfactoria a la mayoría de los acontecimientos vitales.
  2. Por otro lado, la Medicina Conductual hace referencia a toda la investigación, educación y práctica que se aplica y va dirigido a la salud y a la enfermedad u otras disfunciones relacionadas.
  3. Finalmente, la Psicología de la Salud es entendida como el conjunto de contribuciones específicas de tipo educativo, de formación, profesional y científico de la Psicología para promover y mantener la salud, identificar las causas y correlatos de los diagnósticos, prevenir y tratar enfermedades…

Llegados a este punto, y una vez aclarados estos términos, se podría decir que la Psicología de la Salud integra en sus actividades las actuaciones de la Medicina Conductual. Además, se puede afirmar también que éstas, junto a la Psicología Positiva, persiguen un objetivo común: favorecer y potenciar el bienestar fomentando hábitos saludables y manejando la adversidad en pro de la adaptación psicológica.

Por este objetivo común, se ha podido establecer que la Psicología Positiva no sólo contribuye a la Medicina Conductual y a la Psicología de la Salud, sino que dicha contribución además de ser explícita ha influido en la mejora de sus teorías y ha favorecido el desarrollo de aplicaciones en contextos en los que era necesario. Y es que, según los padres de la Psicología Positiva (Seligman y Csikszentmihalyi), son las fortalezas del carácter o las habilidades personales como el optimismo (junto con otras), las que se asocian a una mejor salud. En ese sentido, tanto las habilidades ya mencionadas como el sentido de control personal y la capacidad para encontrar significado en las experiencias vitales actúan como factores de protección y resistencia contra la enfermedad y la adversidad. Pero no son estos los únicos. A continuación, presentamos una lista de variables que pueden actuar como tal y que pueden considerarse adopciones de la Psicología Positiva: autocontrol emocional, autoestima, asertividad, optimismo, apoyo social, religión, uso del humor e interacciones sociales.

A continuación, analizaremos cuáles son las diferentes formas en las que la Psicología Positiva contribuye en el ámbito de la Psicología de la Salud y de la Medicina Conductual exponiendo diferentes estudios realizados al respecto:

El optimismo como recurso psicológico para una buena salud

En este punto hacemos la distinción entre dos estilos explicativos en cuanto a la respuesta de afrontamiento de cada individuo: el optimista y el pesimista, conceptos que pueden ser trabajados desde dos perspectivas diferentes, aunque complementarias:

  1. Estilo explicativo optimista/pesimista. La diferencia entre ambos estilos es más o menos por todos conocida, aunque en términos técnicos podríamos decir que “el optimista tiene una tendencia a explicar los malos sucesos con una causa externa a uno mismo, inestable en el tiempo y específico de ese ámbito concreto”. Mientras que en el pesimista observaríamos lo contrario: tendencia a explicar los malos sucesos con una causa interna, estable en el tiempo y con efecto global a todos los ámbitos de la vida. ¿Y cómo se relaciona esto con la calidad de vida y la salud? Numerosas investigaciones sugieren que un estilo explicativo optimista predice una mejor salud general, menos vulnerabilidad a las enfermedades físicas, un mejor funcionamiento del sistema inmunológico y una menor tasa de mortalidad si lo comparamos con quienes manifiestan un estilo explicativo pesimista
  2. Optimismo disposicional. O expectativa/creencia estable y generalizada de que en la vida ocurrirán cosas positivas. Como consecuencia, cuando surgen dificultades, las expectativas favorables incrementan los esfuerzos de las personas para alcanzar objetivos

Recursos psicológicos y su relación con la salud

En este punto podemos encontrar diferentes investigaciones que han derivado en su mayoría en un mismo fin: algunos rasgos de personalidad y habilidades ayudan a resistir y enfrentar el estrés y otras consecuencias ligadas a eventos negativos. Pero esos rasgos y habilidades pueden considerarse recursos psicológicos en la medida en la que ayudan a resistir y enfrentar el estrés. Conseguir la salud, la felicidad y la dignidad dependerá, de esta forma, de los recursos de los que se disponga (optimismo, autoestima, coherencia, autoeficacia, etc.). En este sentido además se ha observado que el control y el optimismo como recurso no solo pueden “preservar” la salud mental, sino que pueden actuar también como protectores de la salud física.

La Psicología Positiva y los comportamientos de salud: innovaciones para la prevención

En este apartado es necesario aclarar a que nos referimos cuando hablamos de “comportamientos de salud”. Comportamientos de salud son todas aquellas conductas que realizamos que pueden convertirse en hábitos e influir en nuestra vulnerabilidad o fortaleza frente a las enfermedades: no fumar, comer de forma equilibrada, hacer deporte, etc.

Hasta la fecha, y siguiendo al Modelo de Creencias de Salud, se han realizado varias investigaciones usando el miedo como el mejor predictor de comportamientos de salud para así evitar enfermedades y peligros. Sin embargo, las propuestas hechas desde la Psicología Positiva han resultado ser más eficaces. Sus estrategias van encaminadas a trabajar con las creencias positivas más que con las negativas y ayudar así a las personas en situaciones de amenaza a la salud. Los sujetos que se sienten más seguros y positivos sobre sí mismo son capaces de aceptar e integrar más fácilmente información amenazante sobre la salud.

El ajuste a la enfermedad facilitado por la búsqueda de un significado positivo

Como decíamos con anterioridad, existen personas con estilos explicativos optimistas y otros con estilos explicativos pesimistas. Las primeras suelen ser aquellas que ante un diagnóstico de enfermedad o un mal pronóstico, logran encontrar beneficios o un significado positivo al pasar por esas experiencias. Esto les ayuda a una mejor adaptación psicológica, una actitud mental que les facilita seguir un estilo de vida que se traduce en una mayor calidad vital, mejores relaciones interpersonales, cambios positivos en sus valores y prioridades… Poseer una percepción de control sobre la enfermedad, así como una expectativa positiva en relación a la eficacia del tratamiento, contribuye al mantenimiento de la salud puesto que dichas expectativas, incrementan los esfuerzos de la persona en término de auto-cuidado.