Antes de enumerar y explicar cuáles son sus características técnicas, se hace necesaria la definición y/o explicación sobre a qué estamos haciendo referencia cuando acuñamos el término “Terapia Breve”. En primer lugar, debemos tener claro que con dicho concepto no estamos hablando de un tipo de terapia delimitado en una forma de intervención concreta, sino que se trata de un término genérico con el que hacemos alusión a un tratamiento que puede tomar muchas formas. Además, y en contra de lo que el propio nombre nos evoca, no estamos haciendo referencia a una terapia que se lleva a cabo en un corto periodo de tiempo, si bien es cierto que existen algunas que pueden reportar resultados significativos en un limitado y reducido número de sesiones. De ese modo y, parafraseando a R. Wells, la Terapia Breve es aquella que se comprende mejor como el uso deliberado de una cantidad limitada de técnicas y principios conceptuales que son aplicados en forma enfocada y pro-positiva.

El punto en común entre todas ellas es que se hace un uso intencional y determinado de cada una, es decir, comparten un conjunto de características clínicas y una orientación de valores que las distinguen de otras terapias y las unen, a pesar de ser diferentes.

Pero esto no es lo único que las unen, ya que la mayor parte de las terapias breves comparten cierto número de características técnicas que son las que se enumeran a continuación:

  1. Determinación y mantenimiento de un enfoque claro y específico. Desde un primer momento, el terapeuta breve intentará establecer en un lenguaje comprensible cuáles son los problemas por abordar y los objetivos a conseguir con la terapia. Se negociará en todo momento cualquier cambio de enfoque y se resuelven sobre la marcha cualquier malentendido o confusión al respecto.
  2. Uso concienzudo y flexible del tiempo. El tiempo se usa para responder a las demandas de una situación dada. Tanto la duración, como la frecuencia o la intensidad de las sesiones puede variar considerablemente en la TB. Dentro de esta corriente hay algunos terapeutas que limitan el número de visitas desde el comienzo, otros que ven mejor opción establecer o negociar los límites de tiempo, otros que se irán guiando por los progresos que se vayan observando…
  3. Metas limitadas con resultados bien definidos. Las metas son abiertamente negociadas con los pacientes y definidas de manera específica dentro de las áreas problema. En este punto es también muy importante establecer unas metas realistas, que estén bien definidas conductualmente y que puedan ser observables, puesto que esta es la única forma de poder evaluar si la terapia está reportando beneficios positivos.
  4. Enfocarse en el estrés y los síntomas presentes. La TB pone el foco de atención en que se hagan transiciones relativamente rápidas del pasado al presente, puesto que una vez que conocemos el “por qué” podemos seguir con el “¿y ahora qué?”
  5. Rápida evaluación inicial e integración de esta al tratamiento. Esta forma de actuar en terapia ha sido denominada de forma coloquial como “preparen, apunten, fuego”, y es que lo que se pretende es que cuando hay suficiente información para establecer un diagnóstico o hipótesis de trabajo, se van analizando los resultados de diferentes intervenciones de prueba, de forma que se va desarrollando un proceso de diagnóstico continuo a través de la acción.
  6. Revisiones rutinarias del proceso y abandono de intervenciones inefectivas. En TB lo que no funciona no se entiende como un “fallo” sino como un aprendizaje sobre cuáles son las técnicas o intervenciones que no funcionan y se entienden los resultados poco efectivos como una oportunidad para definir mejores soluciones.
  7. Alto nivel de actividad paciente-terapeuta. El terapeuta, de forma cooperativa y activa, trabaja en involucrar a los pacientes en un proceso de cambio mediante, entre otras cosas, tareas que les faciliten el progreso entre sesiones. En este sentido, la postura del terapeuta será “¿qué puedo hacer hoy para ayudar a este paciente?”.
  8. Creación de un ambiente seguro y confortable para la expresión emocional. Es importante establecer una atmósfera de colaboración, entendimiento y compasión que le permita al paciente una expresión emocional apropiada. Aunque es cierto que existen algunos terapeutas que abogan por una postura más fuerte y autoritaria.
  9. Uso práctico y ecléctico de las técnicas de tratamiento. Con esto se hace referencia a que la técnica no define la TB, sino que es una herramienta. Se usa para servirle a ella, es decir, la técnica contribuye menos al resultado de lo que hacen los factores de las relaciones, tales como las habilidades interpersonales y las actitudes del terapeuta que, sin ninguna duda, incluyen técnicas en sí mismas.